SEGUNDA CONSPIRACIÓN DE ÁLZAGA (01/07/1812)

La segunda conspiración de ÁLZAGA, que bien podría ser calificada como “el primer golpe de Estado» que se produce en la naciente República Argentina”, lo muestra ahora liderando una conspiración que intentará derrocar al Primer Triunvirato, yendo ahora más allá de los simples preparativos, pues contaba con el decidido apoyo de la poderosa aristocracia española que pretendía instalar una Junta de tipo popular, por supuesto controlada por España.

El ex alcalde, retirado de toda actividad política desde 1809, era un hacendado poderoso que se mantenía en una actitud reticente frente a nuestra revolución. Aunque su figura no dejaba de reunir la esperanza de muchos españoles residentes en Buenos Aires a los que se sabía desafectos a la causa patriota, nada hacía presumir que ÁLZAGA conspirara activamente contra el gobierno.

Acostumbrado a ejercer el poder, ÁLZAGA vivió como un agravio personal los cambios efectuados por los revolucionarios de 1810 y disgustado por la discriminación en contra del núcleo español, orgulloso y de carácter indomable, proyectó apoderarse del gobierno a fin de restablecer la preponderancia de la población española y constituir un gobierno independiente, pero relacionado con las Cortes de Cádiz.

Quizás la vecindad de las tropas portuguesas en la Banda Oriental y el rumor de una inminente invasión española habrían sido factores decisivos para impulsar a ÁLZAGA a una actividad conspirativa que involucró a muchos de sus amigos

Fue así que el 29 de junio de 1812, junto a su Partido Republicano (que bregaba por la independencia bajo control peninsular) y el padre JOSÉ DE LAS ÁNIMAS, principal de la Orden de los Betlemitas, acompañados por otros comerciantes y residentes españoles decidieron organizar un movimiento, cuyo estallido debía coincidir con el desembarco en San Isidro, de tropas realistas llegadas de Montevideo, cuyo fin era volver Buenos Aires al poder de las autoridades realistas.

Contando con el apoyo de GASPAR DE VIGODET, Gobernador de Montevideo, aprovechando la depresión producida en el ánimo público por la derrota sufrida por los patriotas en Huaqui, y que Buenos Aires estaba prácticamente desprovista de guarnición (las tropas habían sido enviadas al Ejército del Norte) e informado de que la princesa Carlota había prometido el envío de hombres, armas y suministros del Brasil en su esperanza de ser coronada en el Plata, en el mayor de los secretos, los complotados comenzaron sus primeros movimientos.

Aborta la conspiración
El 1º de julio de 1812, la segunda conspiración de Alzaga’ (como fue conocida) estaba lista para la acción, con el éxito aparentemente asegurado.

Pero una combinación de circunstancias, completamente aleatorias: la postergación del alzamiento por el interés sentimental de Alzaga de no proceder hasta el 5 de julio (aniversario de las gloriosas acciones contra los ingleses), el hecho de que las fuerzas portuguesas fueran persuadidas por los británicos de regresar al Brasil y finalmente y sobre todo, por el descubrimiento de la conspiración por parte del virrey, la revolución fue abortada.

Qué había pasado?. El día 30 del mes de junio, se había presentado al alcalde de Barracas, PEDRO PALLAVICINI, una denuncia de la viuda doña VALENTINA FEIJÓ, diciendo que “un negro propiedad de la misma, llamado VENTURA, que tenía el cuidado de un potrero, el cual lindaba con la quinta de MARTÍN DE ÁLZAGA, aseguraba que éste conspiraba” y que para el día 23 de julio de ese año estallaría un golpe con el fin de eliminar a las autoridades que gobernaban y de instaurar a VIGODET como Virrey del Río de la Plata”.

Resulta que un dependiente de ÁLZAGA, llamado FRANCISCO LACAR, le propuso a un negro, de nombre VENTURA, que entrase en la conjura, haciéndole muchas promesas y dándole algunos pormenores que demostraban los grandes medios de que disponían los conspiradores.

Otro español, comerciante al menudeo, llamado RECASENS, habló también de la conspiración a su suegra y a su esposa, las cuales, temerosas de los peligros que pudiera correr su yerno y esposo respectivamente, decidieron presentarse ante la autoridad y revelar los detalles que sabían, a cambio del perdón de RECASENS.

Al mismo tiempo que las dos señoras de la familia RECASENS hacían su denuncia, el 1º de julio llegaba al gobierno un pliego del Alcalde de Barracas PEDRO JOSÉ PARRAVICINI, informando sobre esa denucncia que el día 30 de junio había recibido de parte de la viuda VALENTINA FEIJÓ.

El Gobierno, procediendo con gran decisión y celeridad, el mismo 1º de Julio, nombró al doctor FELICIANO A. CHICLANA “para instruír el sumario de averiguación” correspondiente a la denuncia que el Gobierno había recibido el día anterior sobre esta conspiración.

Ese mismo día, comenzaron las declaraciones “para averiguar los pormenores de esta denuncia y fue la primera en presentarse doña ISABEL TERRERO DE GUERRERO, madre de doña MARÍA DE LOS ÁNGELES GUERRERO, casada JUAN DE ROCASENS, español, complicado en la conspiración quien corroboró la denuncia recibida.

Finalmente, luego de tres días de interrogatorios, presentaciones expontáneas y averiguaciones diversas, habiendo sido indubitablemente identificados todos los complotados, que resultaron ser unos 40 en total, se los juzgó sumariamente (la mayoría en ausencia) y condenados a muerte los cabecillas el 4 de julio de 1812.

Fueron dispuestas de inmediato numerosas órdenes de detención y el 3 de julio, se ordenó la detención del español  FRANCISCO CIRIACO LACAR, empleado de ÁLZAGA, acusado de ser el enlace entre éste y el resto de los conspiradores.

VENTURA ratifica la denuncia y LACAR la niega, pero su hijo de 10 años, ingenuamente  declara haber oído a su padre comentar con el esclavo los detalles de la conspiración denunciada. LACAR es condenado a muerte “por el crimen de conspiración y coalición” y se ordena la captura de ÁLZAGA y demás comprometidos. Estando en “capilla”, Lacar hace una amplia confesión y da más nombres: entre ellos, el del superior de la orden de los betlemitas, fray JOSÉ DE LAS ÁNIMAS.

Los complotados son condenados a muerte
El 4 de julio, siendo las dos de la mañana, BERNARDINO RIVADAVIA redactó la sentencia de muerte de los complotados y ese día, LACAR (único detenido hasta ese momento), reconociendo los hechos denunciados, aunque negando hasta último momento su participación en ellos, fue fusilado y su cadáver fue expuesto en la horca en la Plaza de Mayo “para público escarmiento”.

Entre tanto, crecía la alarma y la indignación entre la gente, aterrada por una posible invasión y la ciudad era agitada por las ruidosas manifestaciones de los jóvenes de la “Sociedad Patriótica”, que exigen castigos ejemplares.

A fin de calmar la efervescencia, Rivadavia nombra a algunos de los miembros de su gobierno —MONTEAGUDO, PEDRO JOSÉ AGRELO, HIPÓLITO VIEYTES Y MIGUEL IRIGOYEN— para que actúen como investigadores junto a CHICLANA, para acelerar el proceso y dar pronto con el resto de los complotados.

Se ordena el arresto de MARTÍN DE LA CÁMARA, yerno de ÁLZAGA y es puesto a disposición de los investigadores, ante quienes, sin ocultar su participación en la conjura, se negó a dar datos sobre la misma o sobre el paradero de su suegro, por lo que fue fusilado y luego colgado.

El 4 a la noche, ya se sabe que ÁLZAGA ha estado oculto en el domicilio de PETRONA GONZÁLEZ, pero ya no se encuentra allí. La dueña de casa confirma la noticia y agrega que salió acompañado por el cura de la Concepción, NICOLÁS CALVO.

Este es apresado y, cuando el deán ZAVALETA le allana el fuero eclesiástico, denuncia el paradero de ÁLZAGA y esta confesión le vale la conmutación de la pena de muerte por la de destierro. A la una y media de la mañana del día 06 de julio de 1812, ÁLZAGA fue tomado prisionero junto al resto de los cabecillas del movimiento y tranquilamente, se dispuso a redactar su testamento.

Media hora más tarde se firmó un auto disponiendo ejecutar la sentencia dictada en su contra el día 4 de ese mes. El Secretario del Triunvirato, BERNARDINO RIVADAVIA llevó dicha sentencia a JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN para que la firmase, pero éste se negó, invocando sus sentimientos humanitarios.

El triunviro Rivadavia, al recibir esta negativa, procedió por sí solo en esta emergencia y ordenó cumplir con la sentencia. La madrugada del 7 de julio, el antigüo héroe de la defensa de Buenos Aires,  salió calmo y sereno y marchó al patíbulo, sin escuchar los improperios de la multitud.

En una espectacular ceremonia, ÁLZAGA fue fusilado entonces, rodeado de una manifestación de odio popular, como nunca se había visto hasta ese momento en Buenos Aires, un gentío inmenso que “aclamaba la ejecución como un acto de salvación pública”.

Se dice que entre los espectadores se hallaba un muchacho de quince años, a quien se acusó, años más tarde de utilizar crueles métodos durante su propio gobierno: JUAN MANUEL DE ROSAS.

Unas horas más tarde el cadáver del héroe de la defensa de Buenos Aires y de su yerno pendían de la horca expuestos al escarnio público y quedaron así tres días seguidos. siendo éstos, dos de los primeros en ser ajusticiados por su participación en la conspiración del 1º de julio contra el Gobierno de Buenos Aires.

No todos los miembros del gobierno estuvieron de acuerdo con la ejecución y algunos, hasta afirmaron que no se habían hallado pruebas concluyentes de la conspiración, pero el comentario general fue que la energía del Gobierno no solamente había evitado un golpe de mano extremadamente peligroso para el futuro del país, sino que se había dado un paso más hacia su Independencia.

La dureza de las medidas adoptadas, insólitas en Buenos Aires por su gravedad y la cantidad de gente ajusticiada, comprometían definitivamente a los jefes revolucionarios con una causa que de manera fatal se aleja de toda política contemporizadora (como la que hubieran deseado algunos espíritus timoratos, sobre todo, después de la sanción de la Constitución por las Cortes de Cádiz) o de una mediación entre estas tierras y la antigua Metrópoli (como lo hubiera querido Lord STRANGFORD, el activo Ministro británico en Río de Janeiro).

Dieciocho días duró luego “la purga” y durante este tiempo, sin misericordia, se ejecutó a todos los complicados en la causa.

Entre los condenados a la pena estuvieron, además de fray JOSÉ DE LAS ÁNIMAS, el poderoso comerciante FRANCISCO TELLECHEA, FELIPE SENTENACH —profesor de la Escuela de Matemática—, FRANCISCO NEYRA, FRANCISCO ANTONIO VALDEPARES, que tenía en su poder las proclamas que debían darse a la publicidad si la conspiración triunfaba y 28 ciudadanos más entre criollos y españoles.

Los españoles quedaron aterrados con el castigo, y jamás volvieron a intentar alterar el orden ni combatir a las autoridades patriotas (ver Primera conspiración de Álzaga).

El 24 de ese mes, BERNARDINO RIVADAVIA hizo publicar un Bando que decía “¡Basta de sangre!, cerrando la severísima represión, pero lamentablemente, como toda medida capital, la represión del complot de ÁLZAGA,  puso una valla más entre los intereses de España y el camino que se emprendió luego, el 25 de Mayo de 1810.

Análisis de este acontecimiento.
Son variadas y disímiles las interpretaciones dadas por los historiadores a esta supuesta conjura en la que, como bien afirmara DOMINGO MATHEU en su Autobiografía—escrita por su hijo Martín— “en obsequio de la historia debo decir que a nadie se le tomó con las armas en la mano y que empresa tan descabellada se magnificó por el genio travieso del doctor PEDRO JOSÉ AGRELO”.

Entre este cúmulo de hechos poco claros, sólo es posible rescatar como efectivamente cierta la existencia de dos actitudes que involucraban posiciones antagónicas.

Por un lado, era innegable que Álzaga y un grupo numeroso de españoles, peninsulares y criollos; vecinos ricos y poderosos comerciantes algunos de ellos, hubieran visto con satisfacción el avance de las tropas realistas por el norte y el desembarco en Buenos Aires de las fuerzas de Vigodet en una operación combinada cuyo fin sería deponer al gobierno revolucionario.

Sin embargo, por lo menos durante el proceso, no se reunieron datos suficientes que probaran la intervención directa de Álzaga y de los demás acusados en ninguno de esos planes. Por otra parte, hay que tener en cuenta el estado de extremo nerviosismo que atravesaba el gobierno, en momentos de aguda crisis política, financiera, social y militar.

Era un hecho real la oposición latente en el medio porteño, aun entre los mismos patriotas, y se ha probado —a través de denuncias y procesos anteriores— la existencia de mensajeros y espías que llevaban y traían informes entre Goyeneche y Vigodet.

A esto se sumaba la campaña de rumores desatada por los grupos de españoles que, más que a detallar los pormenores de un complot, se limitaban a repetir en voz alta lo que en realidad era para ellos sólo una esperanza.

En definitiva, sólo puede afirmarse que el Triunvirato, enterado de la indudable existencia de un complot —muchos conspiraban contra el gobierno en esos momentos—, haya exagerado la historia del negro Ventura para desembarazarse de Álzaga y su peligroso grupo, al mismo tiempo que intentaba atraerse la adhesión de los patriotas más exaltados que rodeaban a MONTEAGUDO.

BERUTI, testigo presencial de los sucesos, nos ha dejado en sus “Memorias Curiosas” el relato minucioso y. detallado de la ejecución de Álzaga: “salió al suplicio de la cárcel pública con su propia ropa, sin grillos y sin sombrero, advirtiéndosele mucha serenidad, que no parecía iba a morir. Fue su muerte tan aplaudida que, cuando murió, se gritó por el público espectador ¡Viva la Patria!, repetidas veces, y¡ muera el tirano!, rompiendo en seguida las músicas militares el toque de la canción patriótica».

«Fue tal el odio que con este hecho le tomó el pueblo al referido Álzaga, que aun en la horca lo apedrearon y le profería insultos… No ha recibido hombre ninguno de esta capital, después de Liniers, mayor honra por sus hechos que éste; pero tampoco se le ha quitado, en los 300 años de su fundación, la vida a otro alguno, con mayor afrenta e ignominia de su calidad que a él».

«Llegado el contento que recibió el pueblo, luego que fue preso y ejecutada su muerte, a poner tres noches iluminación general en la ciudad, en celebridad de haber concluido con el mayor enemigo de la patria, habiéndose excedido a tal la alegría del público con la justicia que se hizo de este hombre, que se tiró públicamente dinero a la gente común en celebridad, en la pieza, por varios individuos».

«Este hombre [Álzaga], era alto de cuerpo, flaco, seco, muy blanco, muy tieso y sólo sí algo inclinada para adelante la cabeza cana, pues tenía más de 60 años, y de una cara y aspecto respetuoso…”.

Un fervoroso y a la vez sereno biógrafo y descendiente suyo, ENRIQUE WILLIAMS ÁLZAGA, ha escrito: ….”.creyó Martín de Álzaga en una causa y se jugó por ella. Perdió en la lucha. Pero supo perder. Cayó con los ojos abiertos, con hidalguía y heroísmo, como había vivido. No delató a nadie. No profirió una sola queja. Puesta su mirada en Dios, con serena majestad aceptó y afrontó su suerte”.

8 Comentarios

  1. Anónimo

    lo fusilaron los masones esclavos de los ingleses;este articulo es una sarta de mentiras

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    1. Horacio (Publicaciones Autor)

      Señor Anónimo: En nuestra página colocamos solamente información que hemos extraído de fuentes, por lo general de reputada seriedad por su veracidad (reconocemos que muchas veces, no por su ecuanimidad). Si usted tiene alguna información que mejore el contenido de nuestra página, no importa de que tendencia sea, le agradeceremos nos la envíe. Nuestro espacio trata de ser precisamente eso: un lugar donde dando cabida a todas las versiones e interpretaciones de nuestra Historia, se permita su análisis en busca de la realidad (porque no olvidemos el viejo dicho que asegura que «La única verdad es la realidad». Espero sus noticias.

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    2. Horacio (Publicaciones Autor)

      Señor Anónimo: En nuestra página colocamos solamente información que hemos extraído de fuentes, por lo general de reputada seriedad por su veracidad (reconocemos que muchas veces, no por su ecuanimidad). Si usted tiene alguna información que mejore el contenido de nuestra página, no importa de que tendencia sea, le agradeceremos nos la envíe. Nuestro espacio trata de ser precisamente eso: un lugar donde dando cabida a todas las versiones e interpretaciones de nuestra Historia, se permita su análisis en busca de la realidad (porque no olvidemos el viejo dicho que asegura que “La única verdad es la realidad”. Espero sus noticias.

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  2. Anonimo

    Myriam la Conspiradora. Jinete de Fuego. Tierra de Jaguares

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  3. hernan

    martinez zuviria, alias hogo wast, es el autor de las novelas que anonimo acaba de citar. wast fue un escritor (buen escritor) y politico argentino de reconocida tendencia franquista. escribio cosas a cerca de «conspiracion judia mundial», y fue ministro de los gobiernos dictatoriales de agustin justo y ramirez.

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  4. daniel

    me gustó la nota, se basa en fuentes presenciales, su eurística es acertada, me molestan los estúpidos comentarios de zurdos recalcitrantes que tanto daño hacen a la Patria, si don Bernardino estuviese vivo…

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    1. daniel

      perdón, acabo de darme cuenta de que escribí heurística sin h

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  5. Ricardo Gié

    En la publicación que dirigía don Félix Luna, en el ejemplar n° 528, en el artículo «LOS SÍMBOLOS PATRIOS: historia y legislación» al referirse a la conjura española de Martín de Álzaga especifica que al descubrirse fue solemnizada con una función de gracia en la parroquia de San Nicolás, en la que en su torre fue puesta una bandera magnificamente iluminada el 23 de agosto de 1812. La consulta es: ¿esa con jura es la segunda conspiración de Álzaga?

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