PRIMERA USINA ELÉCTRICA (29/11/1887)

El ingeniero argentino RUFINO VARELA obtuvo la concesión para instalar la que fue la primera usina eléctrica de la ciudad de Buenos Aires.

Aunque las fechas difieren según las fuentes, lo cierto es que Rufino Varela fue un apasionado de la nueva técnica de iluminación y por eso, en su época, lo adoptaron «el hombre de las bombillas».

La primera experiencia de iluminación eléctrica en la ciudad fue realizada en 1853 por el odontólogo francés JUAN ETCHEPAREBORDA y recién 30 años más tarde la electricidad aparecería como una real alternativa de iluminación. Varela comenzó sus ensayos en 1887 cuando instaló una usina con una potencia de 12 HP cerca de la Catedral.

Así logró la energía necesaria para encender un centenar de lámparas ubicadas en negocios y viviendas y para alumbrar un tramo de la calle Florida (ver Primera experiencia de iluminación eléctrica en Buenos Aires).

Después, con el permiso de la Municipalidad, instaló una segunda usina en Palermo y colaboró en la instalación de una tercera adquirida por el Teatro Ópera. A pesar de esos ensayos, las calles de Buenos Aires continuaron iluminadas por faroles a gas pertenecientes a la Compañía Primitiva de Gas, que se encontraba en la zona de Retiro.

La iniciativa de Varela fue seguida por grupos de vecinos que pusieron en marcha otras usinas en distintos puntos de la ciudad y en algunas localidades del interior, pero la mayoría de los proyectos de tipo cooperativo no prosperó. A partir de 1899, el servicio eléctrico fue monopolizado por diferentes compañías extranjeras (ver Primer alumbrado público con electricidad en Argentina).

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