PRIMER GRAN RAID DE LA AERONÁVEGACIÓN EN ARGENTINA (27/12/1909)

El 27 de diciembre de 1909, JORGE NEWBERY realiza el primer gran raid de la aeronáutica nacional.

Jorge Newbery era al mismo tiempo un deportista excepcional y un apasionado de la aventura. Para entonces, había sido campeón nacional de florete, había-batido el récord de permanencia bajo el agua y el récord de velocidad como tripulante de una nave.

Era campeón sudamericano de lucha greco- romana, excelente boxeador, el mejor jugador de rugby del año 1906, campeón de atletismo y de automovilismo y a sus amigos les decía que «sólo le faltaba vencer al espacio».

A mediados del siglo XIX llegaron al país, los primeros globos aerostáticos y se realizaron con ellos, los primeros vuelos tripulados por argentinos. Estas experiencias, cubrieron cada vez espacios más largos y duraron más tiempo, hasta que en 1908 se produjo el primer accidente en el que murió Eduardo, hermano de Jorge Newbery, durante un vuelo que realizaba a bordo del globo “Pampero”.

A pesar de que este raid terminó en tragedia, Jorge siguió con los ascensos en globo y a fines de 1909, decidió realizar un vuelo muy prolongado, tratando de batir la marca existente y para ello utilizó el globo «Huracán», que había sido comprado en Francia.

A las once de la noche del 27 de diciembre de 1909 partió sin acompañante desde la quinta «Villa Ombúes» que pertenecía a Ernesto Torquinst ubicada en terrenos que hoy ocupan el barrio de Belgrano.

Cruzó el Río de la Plata y todo el territorio del Uruguay, volando a una altura máxima de 3.000 metros y después de recorrer 541 kilómetros en línea recta, descendió en la localidad de Bagué, al sur de Brasil.  Había conquistado el récord sudamericanos de distancia y permanencia en el aire y así se ubicaba entre los primeros pilotos del mundo.

Pero para los habitantes de Bagué, tanto la nave como el piloto, eran una especia de milagro o brujería. Nunca habían visto un globo aerostático ni tenían noticias de su existencia. Así que al bajar, todos lo rodearon asombrados hasta que al lugar llegó la policía y se llevó preso a Newbery.

Con mucha paciencia debió dar todo tipo de explicaciones sobre su extraña aparición y hasta tuvo que permitir que revisaran los instrumentos de la nave y el contenido de la barquilla., logrando convencerlos por fin de que con «ese infernal aparato» no constituía ningún peligro, Lo dejaron en libertad y entonces pudo regresar a Buenos Aires con su globo bien acondicionado y feliz con la aventura que había vivido (Ver Los vuelos en globo en  Argentina. Sus comienzos)..

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