MITRE SE DECLARA REVOLUCIONARIO (20/10/1874)

En octubre de 1874 el general BARTOLOMÉ MITRE dio a conocer un manifiesto en el que, después de aceptar su responsabilidad como revolucionario, explicaba a sus conciudadanos la actitud por él asumida.

«Los que se decían vencedores, dice el manifiesto, aspiraban no sólo al triunfo inmediato, sino también a su perpetuación en el mando por los mismos medios fraudulentos empleados por ellos durante la lucha electoral2.

«Consecuente con este propósito, los poderes públicos complotados se hicieron solidarios del fraude, excluyendo a los verdaderos representantes del pueblo y aceptando en su lugar, a los representantes de una falsificación inaudita, por nadie negada y por todos confesada». «Los poderes falsos que privaban del derecho del sufragio a la mayoría de los ciudadanos fueron confirmados».

Más adelante, el documento mitrista expresaba: «Llamado, no sólo por los que habían sostenido mi candidatura, sino también por los que habían hecho oposición, a ponerme al frente de los trabajos revolucionarios, contesté negándome a ello, pero declarando al mismo tiempo que la revolución era un hecho, un deber y una necesidad, y que no ejecutarla con pocos o con muchos, aunque no fuese más que protestar varonilmente con las armas en la mano, sería un oprobio que probaría que éramos incapaces e indignos de guardar y de merecer las libertades perdidas».

«Declaré además que; producido el hecho, yo sería otro revolucionario y me pondría al frente de la revolución en toda la República para darle significado. y cohesión nacional».

«Una sola condición puse a esta aceptación, y fue que en ningún caso, la revolución se haría para corregir la elección, buena o mala que se había efectuado en el sentido de favorecer mi candidatura, que consideraba eliminada definitivamente, y que reivindicadas las libertades del pueblo argentino, me seria permitido declarar que mi vida pública había concluido para siempre».

Casi al final de su Proclama, el general MITRE manifestaba: «El pueblo, comprendiéndolo así, ha respondido al llamamiento anónimo de los primeros que levantaron valientemente las armas en nombre de la Constitución violada y los derechos conculcados».

«Hasta la mayor parte del ejército nacional, que se había elevado a la categoría de resorte gubernativo y con el que se contaba para oprimir al pueblo, ha puesto sus armas al servicio de la revolución. Y allí donde la revolución no se ha producido aún, ella germina en todos los cora­zones y su grito vibra en toda la República, en la guardia nacional y hasta en las paredes de los calabozos lle­nos de presos por el delito de ser sospechados de amar la verdad de las instituciones, la libertad del sufragio y aspirar a la caída de los gobiernos electorales y de los poderes de hecho, producto del fraude electoral» (ver Sarmiento y la declaración de Mitre revolucionario).

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