LA MASONERÍA EN LA ARGENTINA

La “francmasonería” o “masonería” es una institución de carácter iniciático, filantrópico, simbólico, filosófico, secreto, selectivo, jerárquico, internacional, humanista y con una estructura federal, fundada en un sentimiento de fraternidad.

Se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno.

Afirma tener como objetivo la búsqueda de la verdad, el estudio filosófico de la conducta humana, de las ciencias y de las artes y el fomento del desarrollo social y moral del ser humano, orientándolo hacia su evolución personal, además del progreso social, y ejemplifica sus enseñanzas, con símbolos y alegorías tradicionales, tomadas de la albañilería, o más específicamente, del “Arte real de la Construcción” (ver La Masonería).

Orígenes remotos de la masonería en la Argentina
Según documentos encontrados en la ciudad de Buenos Aires y por otros existentes en el archivo de la Gran Logia de Inglaterra, en esta última, con fecha 17 de abril de 1735, siendo su Gran Maestre Tomás, segundo vizconde de Weymouth, designa al caballero Randolph Took como Gran Maestre Provincial para América del Sud.

Hay registros de la presencia de Took en Buenos Aires entre 1735 y 1737, ocupándose aparentemente de negocios, ya que realiza varios viajes entre la ciudad de Buenos Aires y la región del Caribe y Brasil.

Los masones del exilio: Crónicas e imágenes del Río de la Plata III - Paperblog

La Logia Independencia
Es recién a finales del siglo XVIII, que la masonería comienza a estar presente en el Río de la Plata, luego de que, estimativamente en 1795, se creara la Logia denominada “Independencia”, que fue la primera en existir y cuyo nombre, evidentemente, fue adoptado como una clara señal de que ya en ese entonces, la idea de la Libertad, bullía en la cabeza de los pobladores de estas colonias, porque fueron ellos, muchos de ellos los que luego, se pusieron a la cabeza para rechazar a los invasores ingleses en 1806 y fue precisamente a partir de estos acontecimientos, cuando la masonería comenzó a tomar cuerpo en el Río de la Plata.

En 1806, durante las invasiones inglesas, integrando los regimientos que llegaron a Buenos Aires, había miembros de Logias que funcionaban con Carta Constitutiva de la Gran Logia de Irlanda y ellos, durante su permanencia en Buenos Aires, fueron quienes organizaron la primera logia masónica que tuvo actividad en los territorios del virreinato del Río de la Plata.

En efecto, el 14 de julio de 1806 fundaron la logia masónica “Estrella del Sud”, situada en la calle San Carlos (hoy Alsina) y la Logia «Hijos de Hiram”, establecida en la calle San Cosme y Damián, actualmente Bernardo de Irigoyen (ambas también con Carta Constitutiva de la Gran Logia de Irlanda), y en cuyo seno fueron iniciados muchos criollos, que luego se destacaron en la creación del Primer Gobierno Patrio; estuvieron en todos aquellos escenarios donde se librara una confrontación por las armas, una gestión política y en los quehaceres de las artes, las ciencias, y la educación.

La Logia de Julián Álvarez
Al producirse la Revolución de Mayo existía en Buenos Aires una logia presidida por el doctor JULIÁN B. ÁLVAREZ. Se desconoce con exactitud el nombre de la referida logia, ya que unas veces aparece con el de “San Juan” y otras con el de “Independencia”, pero como todas las Logias Masónicas se denominan Logias de San Juan, cabria la hipótesis de que el de Independencia fuera el verdadero titulo distintivo de la Logia y esta fuera la misma fundada a fines del siglo XVIII.

Esta Logia, tiene una importancia fundamental por cuanto de entre sus miembros fueron seleccionados aquellos que secundarían a ALVEAR, SAN MARTÍN, ZAPIOLA y a los demás masones viajeros que llegaron en la fragata Jorge Canning, para la fundación de la Logia Lautaro de Buenos Aires.

La masonería y la Revolución de Mayo (Publicado en la Revista Siete Días)
“Con curiosa persistencia, firmemente adherida a la leyenda de 1810, pero nimbada por el tradicional secreto que caracteriza sus acciones, las vagas referencias a la masonería y logias masónicas que surcan la historia de Mayo, fueron explicitadas a viva voz por el “soberano gran comendador” del “Supremo Consejo del Grado 33 de la Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones”, pomposo título que no oculta el médico ALBERTO MASSIOTTI, quien expresó:

“Si los ideales emancipadores, sobre todo entre las clases cultas, los proveyeron las revoluciones americana y francesa y toda la literatura expandida por el mundo a raíz de ella, el elemento coadyuvante fue la organización francomasónica”.

“Los principios liberales, tanto filosóficos como políticos, se expanden en el Rio de la Plata, con las logias que se instalan entre 1794 y 1797, coincidiendo su fundación, con la de las primeras asociaciones que agruparon a los patriotas”.

Así, en 1800, iniciaba sus actividades la “Sociedad Patriótica Literaria y Económica”, cuyo Director era FRANCISCO DE CABELLO Y MESA”.

Poco antes, un caballero portugués llamado JUAN DE SILVA CORDEIRO, fundaba una logia masónica bajo la advocación y título de “San Juan de Jerusalem de la Felicidad” de esta parte de América. Otra agrupación masónica de importancia en los acontecimientos emancipadores, fue la “Logia Independencia”, creada en 1797”.

La llamada “Sociedad de los Siete” (número de hermanos mínimo, para asegurar, de acuerdo al rito, el funcionamiento de una Logia), cuya labor se incrementa luego de las invasiones inglesas, posee decidida inspiración masónica y nuclea, junto con otras logias, nombres de patriotas, tales como Matías Irigoyen, Juan José Castelli, Feliciano Chiclana, Agustín Donado, Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña, Hipólito Vieytes, Manuel Belgrano y Luis Beruti”.

La Logia Lautaro
Luego de los sucesos que culminaron el 25 de Mayo de 1810, la importancia de la masonería siguió siendo preponderante con la aparición de San Martín y la fundación de la Logia Lautaro en 1812 y la instalación de las “lautarinas” o “lautarias”, en las ciudades de San Fe, Córdoba y Mendoza en la Argentina, y la de Santiago de Chile.

Recordemos que además de las Logias lautarinas, durante las guerras de la independencia, hubo sendas Logias en el Ejercito de los Andes y en el Ejercito del Norte. La primera presidida por el Libertador y la segunda por Belgrano, quien además, fundó la “Logia Argentina” en la ciudad de Tucumán, denominada posteriormente “Unidad Argentina” y que trabajo con Carta Constitutiva otorgada par la Masonería de Nueva Granada.

Acerca de esas Logias se ha entablado una polémica, más de una vez apasionada, sobre si eran o no masónicas. Los que les negaron tal carácter sostienen que «aparte del formulismo masónico esas agrupaciones tenían fines patrióticos y que sus componentes eran profundamente católicos».

Poco menos de medio siglo después, el 11 de diciembre de 1857, (aunque algunos autores estiman que fue el 1º de setiembre de 1859), fue fundada con gran secreto, la Masonería en la Argentina, una institución que a partir de entonces, protagonizó una larga y compleja historia en la que supo sumar enemigos acérrimos y defensores a ultranza.

La masonería en la República Argentina hoy
Hoy, en la República Argentina, trabajan entre doce y quince logias masónicas con diferentes nombres y que tienen como órgano central a la “Gran Logia de la Argentina de Libres y Aceptados Masones”. Tiene su sede en la calle Presidente Perón (ex Cangallo) 1242 de la Capital Federal y allí realizan sus reuniones, siempre presididas por la Bandera Argentina y se organizan “en talleres de ideas”. También se reúnen con organizaciones continentales, a los únicos fines del intercambio y la fraternidad, pero en ningún caso reconocen otra autoridad que la de sus propios países.

Tiene cerca de 12 mil adherentes, de los cuales 7 mil son afiliados activos y cada uno de ellos paga una cuota. En comparación con Brasil, es un número pequeño de afiliados: allá hay más de 270 mil; y en Estados Unidos, por poner un ejemplo, más de un millón y medio.

Su actividad
“No está de más recordar a la “Comisión Masónica” de ayuda a las víctimas del cólera que azotó a Buenos Aires y otras ciudades en el siglo XIX y que posteriormente  crearon la Comisión de ayuda a las víctimas de la fiebre amarilla, durante la espantosa epidemia de ese flagelo, que asoló a Buenos Aires en 1871, presidiendo el cuerpo médico el doctor JUAN JOSÉ MONTES DE OCA.

Esta última comisión, que se transformaría en la famosa “Comisión Popular de Lucha contra la Fiebre Amarilla”, fue presidida, con celo infatigable por el doctor JOSÉ ROQUE PÉREZ, el primer gran maestre de esta Gran Logia, quien, junto con muchos otros hermanos, como ARGERICH, PEREYRA LUCENA. KEIL, GUILLERMO ZAPIOLA. MARTINEZ DE HOZ, perdieron la vida en el noble desempeño de su humanitario deber, voluntariamente asumido.

También fueron miembros de esta Gran Logia, quienes acudieron en ayuda de las víctimas del terremoto de Mendoza en 1874. Y en 1880, cuando hizo crisis en un movimiento armado, el conflicto cuyo epilogo fue el establecimiento de la ciudad de Buenos Aires como capital de la República, un “Cuerpo Masónico de Ayuda a los Heridos”, tuvo destacada actuación, y fue el germen fecundo, entre nosotros, de esa emérita institución que es la Cruz Roja Argentina”.

“Fueron también masones quienes promovieron la discusión y la aprobación de las Leyes de “Registro Civil” y de “Matrimonio Civil”, e hicieron posible la sanción de esa sabia Ley 1420 de “Educación Común”, estableciendo la enseñanza primaria obligatoria, gratuita y laica, eficaz instrumento civilizador, e imprescindible antecedente de la “Ley Avellaneda”, sobre enseñanza universitaria, que tanto ha contribuido a nuestro progreso cultural y social.

Larga resultaría la lista de avances en temas de gran importancia de la legislación argentina, que con la participación de miembros de la masonería argentina, lograron su consagración, baste recordar como ejemplo, que propiciaron la inclusión del divorcio absoluto en la legislación argentina; y propugnaron siempre la equiparación de derechos entre la mujer y el hombre”.

“En todas partes donde haya habido en la República, masones agrupados en logias, surgieron instituciones progresistas, centros culturales, bibliotecas y asociaciones filantrópicas, como testimonio de su celo y actividad”.

“Las primeras bibliotecas populares; la primera Comisión Municipal que existió en la ciudad de Buenos Aires, germen de su actual gobierno comunal; la primera escuela de artes y oficios que se organizara en el país; la “Sociedad Tipográfica Bonaerense”; la “Sociedad Farmacéutica y Bioquímica Argentina”; el “Colegio de Escribanos”; la “Sociedad Geográfica Argentina”; “la Sociedad Amigos de la Astronomía” y la “Sociedad Rural Argentina”, son algunas de ellas”.

“También su participación influyó decididamente en el nacimiento de la “Sociedad Científica Argentina”; de la “Primera Academia de Medicina”; del “Circulo Medico Argentino”; del “Instituto Geográfico Argentino”; del “Centro Naval”; del “Círculo Militar”; de “La Fraternidad Ferroviaria; de “La Fraternidad” de Concepción del Uruguay; de la “Sociedad Protectora de Animales”; de la “Unión Industrial Argentina”; del “Circulo de la Prensa”; del “Ateneo Iberoamericano” de Buenos Aires; del “Asilo de Mendigos”; del “Asilo de Sordomudos”; del “Hospital Durand”; del “Hospital de Niños” y de todos los hospitales de colectividades extranjeras que hoy brindan sus servicios no solo a esas colectividades, sino también a gran parte de la población”.

“Los integrantes de la actual “Gran Logia en la Argentina” consideran que sus predecesores sirvieron al país decorosamente y con absoluta lealtad, por lo cual lucen sin vana jactancia ni exagerada ostentación, este pasado que acabamos de mostrar fragmentaria y muy brevemente”.

“Pero que da pruebas de su patriotismo y amor a la humanidad, de su devoción por todo lo que atañe al hombre, a sus necesidades y derechos, a su vocación altruista, filantrópica y progresista, para servir al país, pasado que también los compromete a perseverar en la labor, siempre inconclusa, del francmasón, inspirándolos para ello, el honroso ejemplo de quienes los precedieron, siguiendo siempre su trayectoria hacia el logro de nobles y elevados ideales”.

Ciudadanos destacados, reconocidos masones
Hemos de recordar aquí a aquellos que tuvieron destacada actuación en el seno de la “Gran Logia de la Argentina” durante los siglos XIX y XX y a quienes forjaron la libertad y grandeza del país en los diversos órdenes de las ciencias, la enseñanza, las letras, las artes, el periodismo, las profesiones liberales, las fuerzas armadas, las actividades políticas, etc.

Ex profeso no incluimos eclesiásticos, que los hubo y los hay, omisión que se debe al deseo de evitar que su memoria, tan querida para los masones, sean ellos, obispos o simples miembros del clero regular o secular, se vea librada de críticas fundadas en la irracionalidad del fanatismo.

Claro está que en cambio podemos incluir los nombres de sacerdotes que en forma pública rompieron sus vínculos con la Iglesia Católica Romana, como JULIÁN S. DE AGÜERO, el doctor EMILIO CASTRO BOEDO, el doctor CELESTINO LOGIA PERA, o el doctor JOSÉ E. LABBE. Por supuesto, en su momento la Iglesia tomó las medidas que creyó convenientes y ellos supieron asumir su propia defensa en forma brillante”.

Por datos aportados por JOSÉ MATÍAS ZAPIOLA, mediante un cuidadoso registro que llevara sobre sus actividades como miembro de la Logia Lautaro, se sabe que JOSÉ DE SAN MARTÍN ingresó en la masonería con el apoyo de James Duff, un noble escocés y que estando en Londres, se conectó con TOMÁS GUIDO, ANDRÉS BELLO, JOSÉ MATÍAS ZAPIOLA y CARLOS MARÍA DE ALVEAR, todos miembros de la Logia que había creado allí el caudillo venezolano FRANCISCO DE MIRANDA y que ya en Buenos Aire, con todos los nombrados, levantó la Logia Lautaro, logrando luego la incorporación de GERVASIO ANTONIO DE POSADAS  y JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN.

Invitados a conocer en cierta oportunidad, la nómina de los miembros de las varias Logias existentes en el país, podemos decir que luego de una muy rápida recorrida de la misma, hemos comprobado que hasta 1930, catorce ciudadanos que ocuparon la Presidencia de la República fueron masones.

De todos los políticos y dirigentes que fueron Vicepresidentes de la Nación, siete fueron masones, aparte de otros muchos ciudadanos que, en virtud de la ley de acefalía, ocuparon transitoria o circunstancialmente la vicepresidencia o ejercieron la primera magistratura.

Podemos agregar también que sin agotar la nómina, encontramos que pertenecieron o pertenecen a alguna Logia, más de 450 destacados ciudadanos argentinos dedicados a la enseñanza, las letras, las artes, el periodismo, las profesiones liberales, las fuerzas armadas, la política y hasta el sacerdocio, contabilizándose entre ellos, 35 escritores de fama, cerca de 28 renombrados periodistas, 36 científicos e investigadores, 54 militares y 214 entre artistas, profesionales diversos y personas destacadas (ver Las sociedades secretas en el Río de la Plata).

Fuentes. «San Martín y la Logia Lautaro». Ricardo Piccirilli, Ed. Ministerio de Educación y Justicia, Buenos Aires, 1958; «Historia Argentina”, Ediciones Océano, Barcelona, España, 1982; «Diccionario Histórico Argentino”. Ione S. Wright y Lisa M. Nekhom. Emecé Editores, Brasil 1994 “Historia Argentina”. José María Rosa, Editorial Oriente S.A., Buenos Aires, 1981; “Historia de la Argentina”. Ernesto Palacio, Ed. Peña Lillo, Buenos Aires, 1868; «La masonería abre sus puertas». Gran Logia de España, Editorial Atanor, España, 2012; «Masones y sociedades secretas». Felipe Santiago del Solar; “Historia Argentina”. A. Haber, Ed. Cesarini Hnos, Buenos Aires, 1952; “Historia del País de los Argentinos”. Fermín Chávez, Ed., Theoría, Buenos Aires, 1983; “Historia Argentina”. Francisco Arriola, Ed. Stella, Buenos Aires, 1954; “Crónica Argentina”. Editorial Codex S.A., Buenos Aires, 1979.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *