LOS VUELOS EN GLOBO EN ARGENTINA. SUS COMIENZOS (1809)

Desde mediados del siglo XIX y hasta el año 1907 sólo se vieron pocas ascensiones aerostáticas en el país, a la inversa de lo que ocurría en Europa donde el vuelo en globo era cosa corriente.

El 12 de junio de 1843, el aeronauta argentino JOSÉ MARÍA FLORES voló sobre Bogotá, realizando el primer vuelo tripulado que vieron los colombianos.

FLORES fue el primer aeronauta argentino y sudamericano que realizó ascensiones aerostáticas de tipo acrobáticas, fuera del país, en particular en Perú, Ecuador, Colombia, México y Guatemala, lugar éste donde habría fallecido en un accidente aéreo.

Desde que los hermanos MONTGOLFIER lograron elevar un globo en los jardines de Versailles, en 1783, la moda de los vuelos se difundió por toda Europa y llegó también a América.

FLORES había aprendido a volar en globo en la Escuela de Aerosteros de París, fundada por NAPOLEÓN BONAPARTE y son escasos los datos acerca de su vida.

Existe una litografía de CARLOS ENRIQUE PELLEGRINI, realizada en 1841, que muestra el globo tipo Mongolfier en el que ascendió el aeronauta. Años más tarde, FLORES realizó una exhibición en Santiago, Chile, y descendió en paracaídas sobre la ciudad, suceso que fue documentado por el general TOMÁS DE IRIARTE, y lo cuenta en sus «Memorias».

En 1842 FLORES voló sobre Lima y siguió su recorrido por distintos países americanos. Se cree que llegó a Guatemala en 1850 y que se mató en un terrible accidente. Pero, como sucedió con su vida, también son escasos los datos concretos acerca de su trágico fin.

Vuelos sobre Buenos Aires
En Buenos Aires, las primeras ascensiones fueron realizadas por extranjeros, con fines comerciales (CEVALLOS, WELLS, BARAILLE, MARTÍNEZ, SANZ, MAYER, CETTI y VALERIUS).

Probablemente el primer globo aerostático que vieron los porteños fue el que se utilizó como ornamento, en 1809, durante los últimos tiempos del gobierno de SANTIAGO DE LINIERS.

Un habitante de la época, que firma como «Un soldado», escribió en su diario que en la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo) «se echó un globo aerostático grande», según su propia ortografía.

También en 1809, como parte de los festejos para recibir al nuevo virrey CISNEROS, se elevó otro globo en la misma plaza. En 1824, y nuevamente desde la Plaza de la Victoria, ascendió un globo que llevaba los escudos de la Argentina y de los Estados Unidos.

En 1834, durante la época de ROSAS, y posiblemente un día 25 de mayo, se elevó un globo desde la Plaza de Mayo que se supone fue tripulado por JOSÉ MARÍA FLORES, el primer aeronauta argentino.

En 1904 cayó al Río de la Plata y pereció ahogada la señora de SILIMBANI, cuando hacía acrobacia desde un trapecio suspendido en un globo y esta tragedia impresionó vivamente al pueblo porteño.

El globo «El Pampero»
Unos días antes de la Navidad de 1907, llegó en buque a Buenos Aires el señor AARÓN DE ANCHORENA, que había efectuado vuelos en Francia. Traía consigo un globo de 1.200 metros cúbicos de capacidad, que había sido bautizado con el nombre «Pampero».

Anchorena decidió hacer su primera ascensión en el país y para ello, invitó al ingeniero electricista JORGE NEWBERY, que se desempeñaba como Director de Alumbrado de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires.

El globo fue inflado con gas de alumbrado en la Sociedad Sportiva Argentina, lugar donde actualmente se encuentra el Campo Hípico Militar (Avenida del Libertador y Dorrego).

El aerostato empezó a inflarse el 24 de diciembre y, por inconvenientes en la operación, recién estuvo listo el día siguiente. A las 12,45 del día 25, se elevó ante la admiración y aplauso de las personas que asistían «para ver volar a los primeros argentinos que lo hacían deportivamente».

Después de cruzar el Río de la Plata hacia donde lo impulsó el viento reinante, a las 14,50 horas, luego de 2 horas, 5 minutos de vuelo real, descendió en la estancia de TOMÁS BELL, a seis leguas de la costa de Colonia (República Oriental del Uruguay), habiendo alcanzado una altura máxima de 3.000 metros.

Lanzada con todo entusiasmo al cumplimiento de sus objetivos fundacionales, esta entidad pronto se constituirá en la cuna de la aeronavegación primero y luego de la aviación militar argentina.

Esta feliz ascensión del Pampero, «no sin la consiguiente preocupación del pueblo de Buenos Aires que no estuvo tranquilo hasta que supo que el estuario fue sobrevolado sin tropiezos», fijó el destino de la Aeronáutica Argentina.

Sus tripulantes y otros entusiastas que se sumaron a esta actividad, alentados por el éxito de este primer vuelo, decidieron consolidarla y para ello, el 13 de enero e 1908, fundaron el Aero Club Argentino, cuyo primer Presidente fue el señor Aarón Anchorena, acompañado por el coronel Arturo M. Lugones como Vicepresidente Primero y el ingeniero Jorge Newbery, como Vicepresidente Segundo. Esta entidad deportiva sería la cuna de la aeronavegación y luego, de la aviación argentina (ver La Aeronáutica Argentina. Sus orígenes. Sus logros).

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