GUADAL

En el interior de la República Argentina, se da el nombre de “guadal” al terreno blando, movedizo; a esos verdaderos colchones de polvo o de polvo y arena, cuyas partículas, por razones propias de su naturaleza, carecen de la cohesión necesaria para compactarse y no ofrecen esa consistencia firme que caracteriza a la superficie terrestre.

Estos “guadales”. que ahora sólo se encuentran por excepción, fueron en el pasado, una contingencia, muchas veces insalvable para los viajeros.

Eran muchos los que se encontraban en las llanuras y era tal su extensión y su profundidad, que en el mejor de los casos, cruzarlos, resultaba una tarea larga y extremadamente cansadora para los animales de tiro y para las personas que viajaban por esos lugares, trance que se agravaba, cuando esos “guadales” eran húmedos , es decir, cuando una corriente  o una filtración subterránea de agua, convertía a esa gran masa de polvo ingrávido, en un magma semi-líquido.

Un verdadero tembladeral, especie de ciénaga, de gran profundidad y muchas veces, capaz de absorber, por un poder de succión irresistible, a los animales y hasta los vehículos que habían osado internarse en ellos.

Acción ésta, que es muy semejante a la generada por los “menucos patagónicos” y los “cangrejales”, producto de la acción continua de una vertiente sobre terrenos arcillosos en la Patagonia el primero, y debido a la presencia de millares de cangrejos en terrenos barrosos la segunda.

 

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