FALSA ALARMA DE VIRUELA EN BUENOS AIRES (24/6/1817)

Cunde la alarma en Buenos Aires por un posible rebrote de viruela. El Gobierno, rápidamente,  ordena una investigación para aclarar un rumor alarmante que circula por la ciudad: «la existencia de viruela en personas que ya han sido vacunadas».

Resulta que el doctor SATURNINO SEGUROLA había vacunado a una «pardita» perteneciente a la casa de IGNACIO FREYRE y luego, con al mismo suero, a otros niños.

Unos días más tarde pudo observarse en la primera niña la presencia de 5 ó 6 pústulas del tipo «viruloso». Tras una investigación practicada por las autoridades del Protomedicato, se estableció que «las pústulas que se advertían en la «pardita», no eran de la verdadera viruela sino de la falsa, llamada «cristalina», vulgarmente conocida como «viruela boba».

Es decir, una enfermedad tan distinta de la viruela verdadera en sus períodos de incubación y en su benignidad, que si fuese ésta la que se padecía, no era necesaria la vacuna.

Igualmente las autoridades aprovechan la ocasión para exhortar a toda la población, «que por haber todavía peligro de viruela en la ciudad y la campaña, los padres corran a llevar a su hijos para que los vacunen» (ver Las epidemias desde la época colonial en la Argentina).

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