EL PUERTO DE BUENOS AIRES. COMPLICADO PARA EMBARCAR Y DESEMBARCAR (SIGLO XVIII)

El poco calado que ofrecía el Río de la Plata, frente al puerto de Buenos Aires durante la época colonial, hacía muy dificultoso el embarque y desembarque de mercaderías y pasajeros y fueron pocas o inútiles las medidas que se tomaron para solucionar el problema (ver El Puerto de Buenos Aires).

A pesar del vasto movimiento comercial que existía ya en aquella época, en el puerto de Buenos Aires, los medios de embarco y desembarco eran pésimos y así lo denunciaba la prensa de aquella época:

«Mucho sentimos tener que decir que a pesar del gran número de años que han transcurrido, muy poco se ha adelantado en ese sentido, especialmente en cuanto a mercaderías».

«Se han cambiado, es verdad, las carretillas de entonces por carros de cajón, más altos, más anchos y tirados al pecho, pero que no siempre sirven para salvar los efectos de mojadura, y que nos cuestan un buen número anual de caballos que se ahogan en el largo y penoso trayecto que tienen que recorrer».

«Agréguese a esto el tiempo precioso que esta dilatada operación hace perder a los que llegan o se van de Buenos Aires. Estas detestables carretillas servían a los pasajeros como único recurso de transporte para ir a bordo o bajar a tierra, el arancel por mucho tiempo fue de 10 centavos por persona, fuese corta o larga lo distancia que hubiese que andar, síendo a veces de pocas varas y otras de muchas cuadras para llegar al bote».

«Este inconveniente se ha salvado con el recién construido muelle. Sin embargo, embarcar o desembarcar pasajeros es todavía un asunto serio. Es de lo más incómodo y a veces peligroso imaginable, aun efectuándolo (que es lo mejor), utilizando los pequeños vapores, que se estacionan más allá de Quilmes, aunque para llegar allí, se tarde una hora y media y aún más a veces»

«Personas que han ido a Europa nos aseguran que lo más penoso del viaje, es llegar del muelle o aun desde el riachuelo, hasta el vapor y ya nadie discute que sería mucho más rápido, confortable y seguro, construír un muelle en Quilmes, como ya lo propuso una empresa particular, lo que reduciría andar por el río solamente 3 o 4 kilómetros, en lugar de l6 o 18 que hoy es necesario correr».

Vinculado con este tema, recordemos que ya en aquellos años, el ingeniero hidráulico MARICIO BEVANS, propuso la construcción de muelles y la instalación de Aduanas en otros sitos que ofrezcan mayores seguridades que el puerto de Buenos Aires, proyecto que fue uno de los que fundamentaron el empréstito que se solicitó en 1821 a la banca «Baring Brothers» (ver El préstamo de la Baring Brothers a Buenos Aires).

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