EL POMBERO

En el noreste argentino, el “pombero”, también llamado “el señor de los pájaros”, por ser amigo y protector de las aves, es según una creencia popular, un duende o personaje fabuloso, al que se le asigna el aspecto de un hombre de corta estatura, tocado con un sombrero de anchas alas.

Este sombrero es una prenda que tiene el valor de un símbolo en la creencia,  pues se dice que el “pombero” lo usa obligado para protegerse del sol, ya que sus apariciones se producen a la hora de la “siesta”, cuando en esos territorios, el calor del sol es abrasador y todo el mundo duerme en sus casas.

Esta costumbre de aparecerse cuando son más potentes los rayos del sol, hizo que al “pombero”, también se lo llamase “cuarahú-yará, nombre guaraní que significa “dueño del sol”, ya que sólo él se atreve a desafiarlo en el momento de su mayor poder.

Como todas las creaciones de la superstición, el “pombero”, distribuye  a su antojo el bien y el mal; es enemigo declarado del amor y favorece a sus amigos (o sea a los que creen en él), mientras  lanza temibles conjuros a los demás. Tener propicio al “señor de los pájaros”, es contar con el más seguro “payé” o amuleto de la buena suerte.

Su amistad, según esta creencia, se logra y se mantiene con ofrendas que se le brindan, siendo el tabaco, la que más le apetece, pues se dice que le gusta “mascarlo, al estilo correntino”. De esta preferencia, deriva el nombre de “mascadita” con que conocen al “pombero” , los isleños y los “mariscadores” (cazadores furtivos) que habitan unos y medran otros, en la laguna Iberá en esa provincia, .

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