EL PALACIO DE AGUAS CORRIENTES (00/03/1894)

El Palacio de Aguas Corrientes en la avenida Córdoba, de la ciudad de Buenos Aires, es una de las joyas arquitectónicas que enorgullece a los argentinos En su época, fue el depósito de agua más importante del continente y hoy pertenece a un grupo de obras de arquitectura que gozan de protección oficial, como “Edificio de interés histórico”.

Ubicado en la manzana limitada por las actuales avenida  Córdoba y calles  Ayacucho, Riobamba y Viamonte, en el barrio de Balvanera, se yergue como una multicolor explosión de amarillos, ocres, naranjas y rojos, producto de una técnica constructiva, que aún hoy asombra a quienes se sumergen en una detallada contemplación.

También conocido como el Palacio de Obras Sanitarias, su nombre oficial es “Gran Depósito Ingeniero Guillermo Villanueva”. Fue una obra impuesta por el tremendo llamado de atención que significó la terrible epidemia de fiebre amarilla que se abatió sobre Buenos Aires 1871, una catástrofe que dejó en claro  la necesidad de una provisión segura de agua potable para la población urbana.

En 1883 se aprobó el diseño del arquitecto noruego Olaf Boye, realizado en Londres, sobre el cual trabajó el ingeniero sueco Carlos Nystromer, de la Oficina Técnica de Bateman, Parsons y Bateman en Buenos Aires y en 1887 empezó a construirse Fue oficialmente inaugurado en marzo de 1894 y funcionó a pleno hasta 1915, cuando se inauguró el Depósito de Gravitación de Caballito, en la manzana de las actuales avenidas José María Moreno y Pedro Goyena, y las calles Beauchef y Valle.

Tenía doce tanques de acero de 6.000 m3 de capacidad cada uno dispuestos a lo largo de tres pisos, con una capacidad de almacenamiento de 72 millones de litros (al igual que su gemelo, construido en Villa Devoto entre 1915 y 1917), soportados por columnas de hierro fundido.

Su diseño exterior expone claramente la influencia francesa que dominó la arquitectura porteña de fines del siglo XIX y principios del siglo XX, pero solamente su techo (de pizarras negras), respeta a rajatabla el estilo, ya que su fachada exterior es una restallante fiesta de color lograda con la aplicación de 170.000 piezas de cerámica esmaltada y 130.000 ladrillos también esmaltados provistos por las fábricas Royal Doulton & Co. de Londres y la Burmantofts Company de Leeds. Se dice que cada cerámica y cada ladrillo venía numerado con la indicación precisa del lugar y cómo se debía colocar).

En 1974 fue parcialmente demolido para una reforma integral de la institución. En estado original solo permanecen la fachada de Av. Córdoba y sobre calle Riobamba y Ayacucho, dos sectores de los frentes. Pequeños jardines los rodean, cerrados por una destacable verja de herrería que apoya sobre pilares de mampostería (ver ARQA El Palacio de las Aguas Corrientes).

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