EL GENERAL PUEYRREDÓN Y LOS CAUDALES DE LA CASA DE LA MONEDA (26/08/1811)

Luego de la batalla de Huaqui ( 20 de junio de 1811), ante el peligro que el dinero que la Junta de Buenos Aires tenía  depositado en Potosí, fuera incautado por los realistas, el gobernador de Chuquisaca, JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN procedió a retirarlo y lo llevó a Salta.

En 1811, el general español GOYENECHE había firmado con el delegado del gobierno de Buenos Aires, JUAN JOSÉ CASTELLI, un pacto estableciendo una tregua en las hostilidades que que tenían por escenario los territorios del Alto Perú, pero GOYENECHE, lejos de honrarlo, atacó sorpresivamente al ejército patriota en Huaqui, ocasionándole una de las más dolorosas derrotas de su naciente historia y dejando indefensa la frontera norte del país.

El general JUAN MARTÍN DE PUEYRREDÓN, que en ese entonces se desempeñaba como Gobernador de Chuquisaca (Bolivia), resolvió salvar los caudales que se hallaban depositados en Potosí (eran cerca de dos millones de pesos fuertes, que corrían serio peligro de ser incautados por los realistas) y para ello reunió unos 70 hombres, varias mulas y a las 4 de la mañana del 26 de agosto de 1811 se dirigió hacia la provincia de Salta.

A poco de partir fue atacado por los españoles pero logró derrotarlos y siguió su marcha. Otra vez atacado, pero ahora por una orda de 2.000 indígenas, lo obliga a una nueva interrupción, pero nuevamente logra desbaratar el ataque. Un tercer ataque de los indígenas que no prospera y un  tremendo temporal que dificultan su marcha, no son obstáculos que le impidan su terca resolución de salvar estos dineros de la patria, pero la falta de alimentos y el cansancio, comienzan a minar las fuerzas de su hombres.

Exhaustos, llegan a proximidades del río San Juan  y nuevamente deben rechazar el ataque de una fuerte montonera que había salido a detenerlo, pero una vez más logra salir victorioso y sigue su marcha, hasta que providencialmente, MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES al mando de sus gauchos llega en su auxilio y así puede dar término a su odisea, llegando a Salta con los caudales. que luego de mil peripecias, ha logrado salvar intactos.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *