EL EJÉRCITO DEL NORTE. TERCERA CAMPAÑA (1814-1815)

Luego de que el General JOAQUÍN DE LA PEZUELA al mando de 3.500 hombres se lanzara a una nueva invasión del territorio  de las Provincias Unidas, ocupando para ello Jujuy y Salta, decidido a poner fin a la insurrección de Buenos Aires; que el 25 de mayo de ese año ÁLVAREZ DE ARENALES triunfara en La Florida, volviendo a tomar el control de esos territorios y que el 20 de junio, los realistas al mando de GASPAR VIGODET fueran expulsados de Montevideo, el Director Supremo, GERVASIO ANTONIO DE POSADAS, decidido a retomar el control de los esquivos territorios altoperuanos.

Dispone realizar un nuevo intento para recuperarlos y el 19 de julio de 1814 nombra al general JOSÉ RONDEAU para que reemplace en el mando del Ejército del Norte a JOSÉ DE SAN MARTÍN (1) y marche a rechazar esta nueva invasión realista, que en esos momento sólo había podido ser contenida precariamente, mediante la heroica resistencia ofrecida por MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES y sus montoneras gauchas (ver Primera Campaña y Segunda Campaña.)

Comenzaron entonces en la Banda Oriental acciones combinadas con ARTIGAS y y el 31 de julio GÜEMES ocupó la ciudad de Salta que habían abandonado los realistas para dirigirse a Jujuy, ciudad que también debieron abandonar el 2 de agosto, obligados por los gauchos GÜEMES que ocupan la ciudad, mientras PEZUELA marcha hacia Cotagaita.

Una derrota de los patriotas chilenos en Rancagua, pone en manos de los realistas ese territorio y se cierne así un nuevo peligro sobre Buenos Aires,  ya que éste será otro frente que se le abre en su lucha por la Independencia. El Director Supremo Posadas nombra entonces al general CARLOS MARÍA DE ALVEAR como nuevo Jefe del Ejército del Norte y ante el rechazo de la tropa a esta jefatura, RONDEAU es confirmado en el cargo, con las siguientes misiones:

*.- Ocupar el territorio altoperuano y asegurar su posesión; afirmar con ello, moral y materialmente, la soberanía de las Provincias Unidas en esa parte del antigüo virreinato del Río de la Plata, neutralizando al mismo tiempo la tendencia autonomista, que por razones geográficas y raciales había empezado a manifestarse.
*.- Apoyar a las republiquetas (guerrillas locales) que allí operaban contra los realistas, con la ventaja consiguiente para las operaciones propias.
*.- En caso de éxito, emprender la ofensiva sobre Lima.

A fines de enero de 1815, PEZUELA ya se encontraba en Cotagaita, OLAÑETA en Yaví, GÜEMES en Humaitá y el ejército patriota al mando de RONDEAU, escalonado más al Sur. Se suceden a continuación una serie de eventos que comenzando con la derrota en El Tejar (19 de febrero 1815) y siguiendo con la victoria en el Puesto del Marques (17 de abril de 1815) y la derrota de Venta y Media (20 de octubre), culminaron con la derrota de Sipe-Sipe (29 de noviembre).

Terminan así las aspiraciones de recuperar esos territorios para la causa emancipadora. Se perdió para siempre el Alto Perú y las Provincias Unidas del Río de la Plata, que acababan de declarar su Independencia, quedaron solas y aisladas. PABLO MORILLO dominaba el territorio de la actual Colombia; Chile se encontraba totalmente bajo el control del ejército realista y en el Alto Perú, las fuerzas de la corona habían sido reforzados por importantes contingente que le fueron enviados desde la península.

Luego de Sipe-Sipe, el desbande fue completo y la retirada casi individual. Recién en Potosí comenzaron a reunirse los dispersos. Desde allí, se dirigieron hacia Humahuaca , donde se le unió una fuerza comandada por DOMINGO FRENCH y el 7 de agosto de 1815, MANUEL BELGRANO nuevamente se hizo cargo como Comandante del Ejército del Norte en Las Trancas (en el límite Norte de Tucumán) y desde allí se dirigió hasta esa ciudad, acantonando finalmente en La Ciudadela, en espera de órdenes.

(1). San Martín ya estaba con la mente puesta en su proyecto para libertar a Chile y para preparar las fuerzas que iban a ser necesarias para ello (su entrenamiento, equipamiento, avituallamiento, etc.), había solicitado su reemplazo y que se lo enviara a Cuyo, zona especialmente propicia para desarrollar dichas actividades, por su cercanía a su objetivo.

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