ARQUITECTURA RURAL EN SALTA (1659)

En la historia de la formación de centros poblados en el noroeste argentino, encon­tramos tres tipos de obras que fueron originales y fundacionales de aquéllos: las construcciones militares, las religiosas y las encomiendas.

Con respecto a las primeras de las nombradas, diremos que fueron Fuertes y Fortines no muy diferentes a los que se debieron instalar en el resto del territorio del virreinato y más tarde también, para contener los ataques de los aborígenes. Las Iglesias, Templos y Capillas, que se construyeron  en toda las regiones de nuestro vasto territorio, guardaron siempre claro respeto por las líneas de la arquitectura eclesial española.

Las “encomiendas” en cambio,fueron  definiendo sus diversas características, adecuándose  en cada caso,  a la disponibilidad y tipo de material que les era necesario, al uso que se les daría y a su ubicación con respecto a los centros más poblados, aspectos éstos, que inevitablemente le adjudicaron diferencias notables, según fuere la región donde se las instalara..

Las “encomiendas” eran extensiones de territorio que entregaba el gobierno es­pañol a un concesionario o encomendero” —con obligación de residencia— a los que les estaba permitido utilizar para la explotación de la misma, a de los nativos afincados en esos mismos territorios, que eran reclutados por la fuerza y “adjudicados” al comendero..

Algunas de estas “encomiendas”, después de que se aboliera este infame sistema implantado por los conquistadores españoles, se transformaron en haciendas o fincas (como se las llama en el norte), aumentando su importancia y la de su edificación, pasando a exhibir entonces dos tipos muy particulares de vivienda.

El edificio de más jerarquía que era la casa principal —llamada “casco” en la zona pampeana y “la sala”  en el norte—, y otras varias construcciones, de menor tamaño y calidad constructiva, alrededor de las cuales se organizaban las actividades económicas y sociales de la totalidad de la población, de modo que la edificación no se limitaba a la mera vivienda del dueño sino que llegaba a constituir un verdadero conjunto arquitectónico.

Un valioso ejemplo de este tipo de arquitectura rural fue la finca de la familia ISAS MENDI, en los valles calchaquíes, en la provincia de Salta. Sobre la base de lo que había sido una antigua  “encomienda” que explotaba “indios pulares y tonocotes” instalada en tierras provenientes de los primitivos repartos donde se había instalado la hacienda de San Pedro Nolasco en 1659,  el general español DOMINGO DE ISASMENDI, en las primeras décadas del siglo XVIII fundó una finca cuya evolución, más tarde,  dará origen al pueblo de Molinos en esa provincia.

El cultivo del trigo y del maíz y sobre todo la industrialización de la vid eran las ac­tividades principales. A los costados de la casa se extendían los amplios viñedos, cuyo aprovechamiento en “lagares”, donde se pisaba la uva, se realizaba en depen­dencias anexas. El centro vital de la casa era el patio, rodeado de galerías cubiertas, con grandes columnas de madera que soportaban un techo de encañado y teja. Los gruesos adobones hechos con barro y paja pisada, de las paredes, garantizaban la reciedumbre y durabilidad de la construcción.

Sobre el patio daban, claramente divididas, las habitaciones de los dueños de casa, las de huéspedes, los salones y comedores y los cuartos de administración de la hacienda, incluyendo una ventanilla de pago. Existía también un altillo que miraba hacia el exterior, hoy demolido, lo mismo que las tres cuartas partes de la casa. El patio principal comunicaba a través de un pasadizo con uno de servicio, donde se encontraban las cocinas, las despensas, las dependencias de servicio y algunos depósitos y bodegas vinculados a las actividades de los molinos harineros y a la industria vitivinícola.

La vida de la finca, transcurría esencialmente en el patio y en sus umbrosas gale­rías, lugar de reunión obligado de la familia y los partidarios del último gobernador Intendente de Salta, don JOSÉ SEVERO DE ISASMENDI. Esta arquitectura rural tenía puntos de coincidencia con la de las primeras  estancias de la región pampeana; pero mientras en esta última la actividad predominante era ganadera, en el noroeste era agrícola, de donde provienen las diferencias de algunos elementos arquitectónicos.

Otro ejemplo salteño de notable belleza lo constituye la finca de La Cruz, construida a principios del siglo XIX por don JOSÉ FRANCISCO TINEO, padrastro de MARTÍN MIGUEL DE GÜEMES. Este edificio exhibe un criterio constructivo diferente, ya que es compacto y sin patios organizados, y cuyo carácter más abierto, se traduce en los hermosos balcones de madera y en las múltiples puertas y ventanas que dan hacia el exterior. En virtud de la cercanía de esta finca con la ciudad de Salta, no se requería el autoabastecimiento de alimentos y artículos de uso diario como exigía la ubicación de la de ISASMENDI en Molinos. De allí su menor complejidad arquitectónica y sus características más acentuadas de vivienda como tal.

Un tercer tipo destacado de arquitectura rural es el que tiene origen en las “encomiendas” de la zona puneña, vinculadas a actividades mineras,  sobre todo en Cochlnoca, Rinconada y Casabindo. En estas tareas la gran cantidad de mano de obra indígena que se utilizaba,  determinó la formación desordenada de un caserío en torno de la iglesia, elemento dominante del poblado. La suma de todas las casas, cada cual con su corral y patio abierto, no forma un conjunto coherente pese a su homogeneidad de forma y color.

No hay una vivienda que se destaque, y los materiales utilizados en la construcción, los adobes, la piedra y los techos de caña con una masa de  cardón”  (madera de los grandes cactos característicos de esa zona), paja y barro (conocidas como “tortas”) son sumamente simples e idénticos a los componentes básicos de cualquier rancho.

En el curso de la guerra gaucha estas fincas habrían de tener singular importancia. En la de Molinos el realista ISASMENDI reunió a sus últimas fuerzas para oponerse a la revolución; en la de La Cruz, bastión de GÜEMES, sus tropas derrotaron a En los españoles y finalmente las humildes haciendas puneñas proveyeron los brazos armados que llevaron adelante la causa de Mayo.

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