BUTCH CASSIDY Y SUNDANCE KID EN LA PATAGONIA (00/03/1901)

A principios del siglo XX, dos célebres bandidos norteamericanos, decidieron venir a la Argentina, tentados por vaya a saber que fantasiosos relatos que hablaban de la abundancia del oro en estas tierras y de lo fácil que les podría resultar apoderarse de él.

Se llamaban Butch Cassidy y Sundance Kid. Nacido Robert Leroy Parker en el seno de una familia mormona, primogénito de siete hijos el primero y nacido como Harry Longbaugh en una familia de suecos americanos el segundo.

Llegaron a Buenos Aires en marzo de 1901 acompañados por una, se dice, bellísima maestra llamada Etta Place, compañera de Kid.

Butch tenía 35 años, Kid más o menos la misma edad y Etta era más joven. Se sabe que a poco de llegar visitaron el consultorio del dentista George Newbery, tío del pionero de la actividad aeronáutica argentina, Jorge Newbery y nada más se supo de ellos a partir de entonces en Buenos Aires.

Elegantes, mundanos y simpáticos, seguramente se habrán confundido con los porteños de entonces y ya en junio de ese año estaban en Chubut. La parte nada conocida de su historia de robos y asaltos, es cómo arribaron y se afincaron en el sur argentino. Lo que si se sabe es que se instalaron en «Cholila», un hermoso lugar enclavado en la Cordillera de los Andes, en la provincia de Chubut y allí, con algunas ausencias temporales, permanecieron durante cinco años..

En 1902 Etta y Kid regresan a Nueva York. Pero esta vez no viajan por tierra hasta Buenos Aires (cuando vinieron lo habían hecho por vía terrestre). La pareja cabalga hasta lo que hoy es Puerto Madryn, y allí embarcan a Buenos Aires para seguir enseguida a Nueva York.

Etta fue a tratarse de una enfermedad venérea y Kid aprovechó para visitar a su familia» y pocos meses después retornan a Chubur.

Viven tranquilos hasta 1905, aunque los agentes de la Agencia Pinkerton, con la certeza de que los tres están en algún lugar de la Patagonia los van a buscar hasta allí. Pero el trío de bandidos vive tranquilo y no se preocupa.

La comunidad integrada por los numerosos norteamericanos que se han afincado en estas tierras los protege. Muchos son como ellos: simples maleantes en busca de oportunidades y aún se recuerda la historia de Bob Evans y William Wilson, que fueron muertos por la Policía fronteriza en Río Pico, zona cordillerana del Chubut.

Hasta los estancieros de la zona, también hacen negocios con ellos, considerándolos “personas excelentes” y desde Buenos Aires instruyen a sus capataces para que les vendan o les compren ganado, pues ésa es la actividad «pantalla» de nuestros personajes.

Pero en febrero de 1905, vuelven a las andadas. Cassidy abrió una cuenta en el «Banco de Tarapacá» de Río Gallegos, donde también funcionaba el viceconsulado inglés. Depositó siete mil pesos y luego lo asaltaron. Después, en diciembre de ese mismo año, asaltan el Banco de la Nación, en Villa Mercedes y se llevaron 14.200 pesos, una fortuna para aquella época.

En 1906, Butch, Kid y Etta, atraídos por las noticias de una abundante existencia de oro en Chile, cruzan la Cordillera y aunque no se sabe nada de las circunstancias de ese viaje, se rumorea que asaltaron un tren que llevaba lingotes de oro, pero esto es quizás simple leyenda.

Se sabe, sí, que en 1907, Kid vuelve al sur, a cobrar la venta de unos caballos y enseguida viaja a Bolivia, hasta donde parece que Butch se había dirigido desde Chile, mientras Etta regresaba a su país.

En Bolivia realizan dos asaltos y en noviembre de 1908, en un enfrentamiento con soldados, Butch Cassidy y Sundance Kid son muertos. La leyenda quiere que aparezcan en la Revolución Mexicana, que hayan muerto en 1948 y que sus cuerpos nunca fueron encontrados, pero lo cierto es que precisamente ese año, dejaron de llegar las cartas que Cassidy y Kid siempre les habían enviado a los muchos amigos que habían dejado en la Patagonia (ver Historietas de la Historia Argentina).

(extraído de una nota de Alberto González Toro).

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