AGUADO Y RAMÍREZ, ALEJANDRO MARÍA (1784-1842)

Marqués de las Marismas del Guadalquivir. Oficial español, banquero, noble, amigo y consejero financiero de José de San Martín durante su exilio. Nació el 29 de julio de 1784 en Sevilla, España. El 26 de febrero de 1798 sentó plaza como cadete en el Regimiento de infantería de Jaén y el 13 de julio de 1891 fue ascendido a Subteniente. Participó en numerosas acciones de guerra: estuvo dos años en el campo atrincherado de Gibraltar y tres en la plaza de Ceuta. Acreditó su valor en la Venta del Baúl. Estuvo en el sitio de Sevilla, en 1812. Fue ayudante de campo del mariscal Soult, y al producirse la retirada del ejército francés en 1815, abandonó la carrera de las armas, y pasó a París, Francia, donde se instaló, después de haber logrado la estima y confianza del rey Fernando VII, que lo hizo su banquero. Cumplió importantes servicios para su país en la liquidación de las deudas francesas e inglesas e intervino en importantes empréstitos entre España, Inglaterra y Francia. Por todos esos servicios fue distinguido con el título de Marqués de las Marismas del Guadalquivir, el 11 de junio de 1829. Más adelante abandonó la banca y se dedicó a administrar su fortuna, calculada en 50 millones de francos. En 1828 recibió del rey de Francia, Luis XVIII, la cruz de la Legión de Honor, otorgándole al mismo tiempo la ciudadanía francesa. Fue intendente de Evry (Francia). En 1832 inauguró el puente colgante que cruza el río Sena, el que le costó 700.000 francos, y al que actualmente se conoce con el nombre de Puente Aguado. En París, renovó su amistad, surgida en los antiguos días de lucha, con San Martín y en 1830 encontrándose ambos en Bruselas, Bñelgica, persuadió al Libertador a fijar su residencia en París. Desde entonces mantuvieron ambos viejos amigos la más estrecha vinculación y es bien conocida la valiosa ayuda pecuniaria que le prestó a su antiguo compañero de armas y nuestro máximo Prócer. Cuando falleció en 1842, por testamento, nombró a San Martín, “primer albacea y tutor y curador de sus dos hijos menores”, en consorcio con la madre de éstos, doña CARMEN VICTORIA MORENO DE AGUADO. Al trasladarse de Oviedo a Gijón fue sorprendido por un temporal de nieve, viéndose obligado a abandonar el carruaje y se extravió al pretender llegar a Gijón. Después de soportar muchas peripecias llegó al lugar, transido de frío y extenuado. En el momento de sentarse a la mesa para comer, el 12 de abril de 1842, sin articular palabra alguna expiró.

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